Casi te quemo el celular de tanto llamarte,
Soy intensa eso
decías,
Ignorabas mis
llamadas
Para no escuchar
mis consejos.
Te marchaste de
la casa
Porque pensaste
que sólo así, serías feliz.
En cada
cumpleaños ignorabas
mis ganas de
abrazarte y contemplarte como
cuando eras una
bebé.
Hoy, cuando mi
piel pegada al hueso está
de tantas
lágrimas deshidratada estoy,
y agonizo en la
habitación inhóspita de este lugar,
alzo la mirada y
le doy gracias
a Dios por
escuchar de tus labios
Te amo mamá
y yo sin poder
gesticular palabra
con una sonrisa tenue
te digo Yo también te amo, hija
mientras cae de
mi mejilla la última lágrima.
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