—Como la imagen de la fotografía—
Su madre soñó que la casa se había inundado y que los niños estaban pequeños.
Cuando su hija vivía en Zarzal, una tarde se despertó, puso los pies en el suelo y vio que el agua le llegaba a los tobillos. Varios enseres se dañaron; lo único que quedó intacto fue la imagen del Señor de las Misericordias.

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