Paola caminaba por la calle de las Brujas. Sintió un fuerte dolor, ¡se paralizó! no podía caminar Exclamó: —¿Quién es? ¿Qué quiere? Pero nadie salió. Solo se escuchaba el rechinar de las cámaras humanas. Despertó sobresaltada supo que todo había sido una pesadilla… pero sus piernas estaban cubiertas de moretones.
En busca de explicaciones, le contó todo lo
sucedido a Carlos, el guía espiritual del grupo al que asistía. Él le dijo que,
en la calle de su sueño, habían asesinado a muchas personas, y que ella era un
imán para las almas necesitadas de oración. Además, le aseguró que, si se lo
proponía, podría llegar a evitar muchas muertes, pues tenía un don, solo debía desarrollarlo.
¡Qué susto! Hasta se lo creyó, y su generosidad con
el guía se hizo evidente.
Tomás, su único amigo en aquel grupo, la ayudó a
comprender lo equivocado que estaba el guía y la orientó a manejar su
sensibilidad y protegerse. Empezaron a
suceder hechos trágicos: muertes violentas, atentados, amenazas… A Sandra le
dispararon en la calle; la bala perforó su pulmón, y sobrevivió por un milagro.
Los accidentes domésticos en las tierras donde vivían varias familias —a
quienes pocos visitaban— se convirtieron en un misterio.
Paola recordó lo que Alberto le dijo la última vez
que asistió a la iglesia donde se reunían a orar:
—Pasarán muchas tragedias entre nosotros. Todo
terminará con la muerte de una mujer.
Desde entonces nadie volvió a ver a Paola, todos se
preguntan:
¿Dónde estará Paola?
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