A más de uno le dio un “patatús” al oír que había un posible atentado en la casa del empresario más rico de un país que, por razones de seguridad es mejor no mencionar. El vecindario entero estaba alerta: ojos abiertos, orejas paradas y corazones a mil, porque si explotaba una bomba, iba a volar media ciudad… y la otra media iba a salir en TikTok.
En
medio del caos, un señor, se cayó desde el segundo piso donde estaba parado.
Mientras tanto, su esposa, tan tranquila como si nada, estaba en la finca
cocinando almuerzos para todos los mineros, porque nada le quita la sazón a una
buena cocinera.
Cuando
supieron que era un correo de brujas, todos sonrieron.
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