Cuando Patas de Alas, el mejor atleta de Palmira y probablemente el más flaco también, estudiaba electrónica, tuvo que vivir donde Leonisa, la sobrina de su papá. A Leonisa le pagaban tres mil pesos mensuales por estadía y alimentación... lo que en esa época alcanzaba apenas para pagar la habitación.
Al poco tiempo de llegar
a Palmira, consiguió su primera novia. Pero como era tan tímido, en varias
ocasiones prefirió amanecer en la funeraria que quedaba al lado de la casa de
Leonisa antes que tocar la puerta después de las 12:00 a.m.
Fueron tantas las veces
que se quedó allí, que ya lo conocían como "el rezandero misterioso".
Acompañó a más de una familia en su duelo, rezó rosarios ajenos y hasta se quedaba
dormido entre las coronas de flores. A las 5:00 a.m., como si nada, se iba a
alistarse para ir a estudiar… con más fe que energía.
Nunca aceptaba comida en
casa de su novia por miedo a que le echaran "algo raro",
así que el dinero que le enviaban sus padres para el transporte... se lo comía,
lo que ellos no sabían era que viajaba como mochilero hasta La Paila, y desde
ahí hasta su pueblo natal... se iba trotando.
Hoy, casi 60 años después
de casados, Fabián le dice a su esposa Carmela:
"¿Qué sería de mi vida sin ti?"
Y ella le responde: "Tal vez seguirías durmiendo en la
funeraria..."
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