Delia la observa, intrigada.
—¿Por qué quieres darle de comer a personas
que ni conoces? —pregunta.
Luces sonríe como quien destapa una
herida vieja.
—Porque un día viajé a una cita médica con mi hija y mi nieto sin dinero suficiente para almorzar. Pensé que
podríamos comer en casa de mi hermana… pero solo tuvo excusas. Ese día los observé
almorzar mientras fingía no tener
hambre.
Desde entonces, cada vez que puedo regalo alimentos y sirvo
varios platos más en navidad.
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